En una de esas tardes de mis constantes visitas fue Zorrilla [de San Martín] quien me presentó a Juan Parra del Riego. Escuchaba arrobada las hermosas estrofas de la leyenda patria, cuando las notas de un violín surgieron de pronto entre la resonancia enfática del poema. La música venía de muy cerca, sin duda de la pieza contigua. Observando el poeta mi sorpresa, interrumpió la recitación. "Es mi hijo Juan; está con él un poeta peruano. ¿Te gustaría conocerlo?". Y el anciano que me dio el nombre que llevo había que señalar también mi destino de mujer ese día.
Un mes después, Parra del Riego y yo nos casábamos. Fueron nuestros testigos, entre otros, el poeta Julio Supervielle, el escritor Eduardo Dieste, su hermano Enrique, el escultor Bernabé Michelena, Waldemar Curbelo Brum. Todos aquellos que creyeron en nuestra felicidad y dieron testimonio de una edad que estaba muy lejos de tener, pues miembros de mi familia y las propias monjas se oponían a esta boda de una niña con un poeta, minado por la tuberculosis.
El poeta, ya delicado de salud, obtuvo el premio que la Municipalidad de Montevideo otorgaba cada año al mejor canto al Carnaval. El canto extenso y maravilloso que había de recitarlo una hermosa noche al aire libre en el Prado de Montevideo. Los escritores, los pintores, los escultores, estudiantes y pueblo acompañaron al poeta en esa gran noche.
Parra había publicado Himnos del Cielo y de los Ferrocarriles, Polirritmos y Blanca Luz. Parte de esta poesía había recorrido América a través de la garganta mágica de Berta Singerman, amiga predilecta del poeta. En esa noche inolvidable, Parra ya estaba consagrado, estaba mimado por la fama y la gloria.
No sólo fueron los artistas sus mejores amigos. Contaba con la amistad y la admiración de grandes políticos como Lorenzo Batlle, Emilio Frugoni, el Presidente de la República Baltasar Brum, de Eduardo Blanco Acevedo, Santín Rossi, de la poetisa Esther de Cáceres, Maruja Blanco Acevedo, de Juana de Ibarbourou que me llamó siempre "Blanca niña".
Viajamos a Buenos Aires invitados por los escritores argentinos que participaban también de aquella euforia lírica y fraternal. Regresando después a Montevideo donde nos esperaba nuestro hogar. Parra estaba gravísimo cuando nació nuestro hijo, un año después de nuestra boda.
Él había caído víctima del "mal terrible y solitario" como llamaban a su enfermedad. En un cielo dramático y oscuro vino a ocultarse aquella estrella radiante que había iluminado un amor romántico y fugaz.
Sus amigos no eran ajenos a la tragedia que se aproximaba y establecieron una guardia fiel en torno a su lecho. El Padre Fuel, director del Seminario de Montevideo, llevaba cada día la comunión al enfermo, y yo me separé de él sólo dos días, para dirigirme a la clínica donde había de nacer mi hijo, regresando inmediatamente a su lado. Seis días después de nacer el niño, el poeta cerró sus ojos en mis brazos. Él tenía al morir treinta y tres años, y yo veintidós.
(Blanca Luz Brum: Mi vida. Cartas de amor a Siqueiros,
Santiago de Chile, Editorial Mare Nostrum, 2004, págs. 43-45)
2 comentarios:
Desde hace un tiempo atras, vengo buscando información sobre la vida y obra de Juan Parra del Riego, soy huancaino es decir, de la tierra que lo vío nacer al poeta, muchas veces olvidado por las autoridades que, incluso no de dignan de mantener la lápida que se encuentra en la puerta de la casa donde nacío. Quisiera saber que fue de su hijo?, si es que aún tiene sus descendientes. Gracias
hola.he leido algunos poemas de este singular autor. me parece extarordiamrio porque mezcla estilos modernistas con los varguandostas...a raiz de ello me he propesto hacer un trabajo academico de este poeta con el fin de insertarlo en el canon litearrario oficial de de la universidad. por ello pido que por favor si es que tienen alguna informacion adicional de este poeta y de su poesia, tales como biogarfias documentadas, comentarios academicos o analisis criticos de su poetica, me las hagan llegar. mi correo es miller_jmcr@hotmail.com. gracias
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