31.7.08

Voces de la tierra

Rodrigo Montoya Rojas, como coordinador, ha hecho posible la edición del libro Voces de la tierra. Es una reflexión plural sobre movimientos políticos indígenas en Bolivia, Ecuador, México y Perú.

–¿Qué propuesta tienen los movimientos campesinos?

–Se trata de movimientos que reivindican la cultura de los pueblos originarios de América, marcan una diferencia profunda, tanto con los partidos de la izquierda como de derecha. Traen un lenguaje nuevo y una propuesta enteramente nueva. El libro se llama Voces de la tierra, es una manera de hablar de los zapatistas sobre los pueblos indígenas. Estos pueblos dicen: Los Estados-naciones han fracasado por servir y beneficiar el poder colonial de una clase. Se trata de forjar Estados plurinacionales que respondan al conjunto de todos los pueblos de cada uno de nuestros países.

–¿Qué ideología alimenta a estos movimientos?

–Los alimenta una actitud totalmente original porque descubren tesis nuevas que no están en el lenguaje ni de la izquierda clásica y menos de la derecha. Se trata de un Estado plurinacional que no lo propone ni lo defiende nadie, de la defensa de las culturas y las lenguas, de la biodiversidad y defensa de la naturaleza. Les corresponde a dirigentes indígenas como los de CONCAMI y de la Coordinadora de Indígenas de Ecuador, Bolivia, Perú, Chile y Colombia, el mérito de haber propuesto la necesidad de una nueva concepción política.

–¿Están preparados para tomar el poder?

–En el Perú todavía no, pero están en esa dirección, y por primera vez en la historia se organiza un movimiento de modo autónomo, con un argumento sencillo: Hasta ahora nos han llevado por varias tiendas y se han servido de nosotros. Se trata ahora de tener nosotros mismos, nuestra propia voz y asumir nuestra defensa y destino.

–Es un nuevo discurso político.

–Es una nueva práctica política que viene de abajo, que pelea contra las mineras, defiende la vida no sólo de los pueblos indígenas sino de toda nuestra vida, defiende el agua y los recursos, quiere que los cielos tengan aves, los ríos peces y la tierra, frutos.

–¿Hay una ideología estructurada?

–Se está elaborando y avanzando en la medida que se dice: partimos desde pueblos comunitarios, desde las soluciones comunitarias, del principio de reciprocidad, de solidaridad. Nos interesa que el pueblo encuentre en los mercados lo que necesita para alimentase bien.

–¿Estamos frente a un nuevo movimiento político?

–Así es, obligará a lo que aún queda de la izquierda clásica se acerque con un sano espíritu y respeto para establecer una nueva alianza. La idea del partido político es un desastre, supone jefes, caudillos, príncipes que se consideran dueños de las ideas. El propósito es fundar una nueva concepción política, forjar un movimiento amplio que tenga muchas voces.

(De La Primera, Lima, 31/07/08)

25.7.08

Mariátegui y los 7 Ensayos

Por Rafael Ojeda

A veces la teoría suele encubrir las vicisitudes políticas y biográficas, ocultando que tras un corpus determinado de ideas, se encuentran vidas en perpetua tensión, hasta traspasar esas limitaciones contextuales, hasta hacerse figuras referenciales del período histórico que los albergó. Un ejemplo típico de pensador que supo armonizar una atroz tragedia personal con una obra que será fundacional de la imagen moderna que tendremos del país, fue José Carlos Mariátegui, quien, en noviembre de 1925, recuperado ya del mal que le había hecho perder una de sus piernas, postrándolo en una silla de ruedas, pudo dedicar algo de su tiempo a organizar y publicar dos libros disímiles entre sí, pero de importancia documental para entender la época en la que fueron escritos, La escena contemporánea y los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, en 1928, libros de una importancia a la vez biográfica, si consideramos que fueron los únicos que José Carlos pudo publicar en vida.

Encontramos en Mariátegui a uno de los pensadores peruanos más importantes, si consideramos la resonancia mundial que con el paso de los años fue alcanzando su obra, fundamental si deseamos reconstruir los derroteros políticos y sociales seguidos por una sensibilidad ubicada en el tránsito que media entre la generación novecentista, de García Calderón, Riva Agüero y Belaunde; y la del Centenario, de Porras, Haya, Basadre y Sánchez, como parte de un período de cambios visibles, que vio surgir los primeros alegatos de una noción de identidad nacional, en un país que batallaba por reconstruirse, tras el desastre que había significado la guerra con Chile, como vía crucis en pos de un acceso inclusivo a la modernidad desde nuestra periferia Latinoamericana.

Pero la modernidad en el Perú no solo significó un cambio geopolítico y la reconfiguración económico-social del país, ese paso que Sinesio López ha llamado el tránsito de "una sociedad cerrada de señores a una sociedad de ciudadanos", que fue transformándose con ese cambio de perspectivas en la relación entre gobernantes y gobernados, que fue gestando, de a pocos, la idea de ese nuevo Perú, que dio origen a los cimeros intentos por concretar una noción de peruanidad y realidad nacional.

Este año se celebran los 80 años de la publicación de uno de esos estudios, los 7 Ensayos, libro que resultó el esfuerzo orgánico más audaz de principios del siglo XX, por cimentar una visión global de la realidad peruana en conjunto, anunciando la inquietud por un pensar no colonial, que a partir de una revisión económica, etnocultural, educacional, religiosa y literaria, indagó en una esencia de lo nacional, catalizadora de lo que llamara un "Perú integral".

Contrariamente a lo que se suele pensar los 7 Ensayos no ha sido el primer intento orgánico, global y moderno de representar la realidad nacional, pues pese a que pueden rastrearse antecedentes dispersos en Manuel González Prada, esto lo encontramos concretamente en El Perú contemporáneo, libro precursor, de Francisco García Calderón, publicado originalmente en francés, en 1907, y que tuvo que esperar más de setenta años, hacia 1981, para ser traducido y publicado en nuestro país.

Paradójicamente, el libro de García Calderón, leído por pocos en nuestro país pese al éxito que alcanzó en Francia, en solo unas décadas fue envejeciendo, perdiendo su contemporaneidad, debido tal vez al alejamiento que le había hecho perder el tono de los cambios nacionales, ante la emergencia de un nuevo sujeto que acababa con uno de los conceptos fuerza de El Perú contemporáneo: la idea de raza, al descuidar el elemento indígena y campesino en sus reflexiones sociales, haciendo esto más contemporáneo al libro de Mariátegui.

Pero, ¿debemos acaso entender que un libro de esta magnitud ha envejecido también hasta resultar inaplicable a nuestra realidad? Si consideramos que en estas décadas la sociedad peruana ha experimentado cambios dramáticos, producto de los conflictos generados por la crisis económico-política, los desplazamientos migratorios que han reconfigurado la ciudad, el cambio cívico, aparentemente inclusivo, en el que los gobernados han pasado de ser objetos a sujetos de poder, tras el boom de la informalidad, la violencia política y el impacto brutal de la globalización en la noción de nacionalidad, tras la crisis del ideal de Estado-Nación.

En ese tránsito, tal vez la historia del Perú pueda ser resumida a partir de sus conflictos y fenómenos sociales, algo que de alguna manera los 7 Ensayos había previsto, a partir de los avances en la conformación de una comunidad nacional y una noción ciudadana, con el Perú desplazándose, desde la hegemonía cerrada de la oligarquía de raíces coloniales a comienzos de siglo, que García Calderón pretendía solucionar con una salida cosmopolita y liberal, hacia una frágil democracia de masas de los ochentas, que incidía en lo que Mariátegui había estudiado como el problema del indio, de la tierra y de la descentralización, en la polarización étnica y cultural entre criollos e indios que caracterizó al siglo XIX, y seguida por un trazado histórico que fue desplazándose hacia una entidad intermedia, mestiza, en el acriollamiento y la cholificación del Perú del siglo XX –planteada por Quijano y Nugent–.

Quizás por ello sea los 7 Ensayos, el libro que más lecturas críticas, diversos enfoques, debates y procesos de instrumentalización política ha tenido en nuestro país. Este año se celebran los 80 años de la publicación de uno de esos estudios, los 7 Ensayos, libro que resultó el esfuerzo orgánico más audaz de principios del siglo XX, por cimentar una visión global de la realidad peruana en conjunto. Un texto que pese a su provisionalidad prevista por su autor, que no consideraba acabado ninguno de sus ensayos, y decía que "no lo estarán mientras viva y piense y tenga algo que añadir a lo por mí escrito, vivido y pensado". Una obra que lamentablemente su muerte prematura terminó por frustrar, pero que aún podría servirnos, debido a su incidencia en esa heterogeneidad que producto del auge global e híbrido estamos tentados a olvidar.

(Artículo publicado originalmente en Variedades, Año 100, 3ª Etapa, N° 78, suplemento de El Peruano, Lima, 14/ 07/ 08)

22.7.08

Redoble por Manuel Scorza

Redoble por Rancas, La danza inmóvil de Manuel Scorza y el libro Homenaje a la palabra de Lilly Hoyle de Scorza, se presentan el 25 de julio a horas 6.30 p. m., en el Auditorio Ricardo Palma. 13 Feria Internacional del Libro. Centro de Convenciones Jockey Plaza. Comentan: Oswaldo Reynoso, Lilly Hoyle de Scorza.

Hace 80 años del nacimiento del poeta y novelista Manuel Scorza y 25 años de su muerte, en un accidente de aviación. La Universidad Alas Peruanas se ha propuesto publicar la Biblioteca Manuel Scorza.

El Fondo Editorial de la Universidad Alas Peruanas, publicará la obra completa de Manuel Scorza; es decir, todas sus novelas, poemas y además un libro titulado: Homenaje a la palabra, texto que reúne su autobiografía, testimonios y entrevistas, cuya autora es Lilly Hoyle de Scorza.

Cuando en 1970 irrumpió en el ambiente literario latinoamericano, la novela Redoble por Rancas, la somnolienta literaria crítica quedó desconcertada, debido a que nunca antes la novelística descubrió la realidad de entonces. Por lo general, la novela en América se ocupaba de fabular, sin tocar el fondo de la realidad social.

Hasta que llegó Scorza y con Redoble por Rancas, América y el Perú empezaron a tener un rostro distinto, sus personajes estaban vivos, luchaban por sus derechos contra la Cerro de Pasco que destruía el hábitat, sus pastizales y la vida de comuneros.

Y sucedió que Manuel Scorza, empezó a escribir novelas con un gran aliento poético, a narrar hechos referentes a una lucha desigual. El Estado Peruano, al servicio del saqueo de sus riquezas, desarrollaba una sistemática represión contra los indefensos comuneros. Entonces, Scorza, supo unir con talento y valentía literatura y compromiso con los más débiles, habló por ellos en distintos lugares de América y ellos también hablaron en sus novelas.

Después publicó La danza inmóvil; Garabombo, el invisible; El jinete insomne, Cantar de Agapito Robles y La tumba del relámpago. Se ha confirmado que se encontró entre los restos del avión siniestrado, a Scorza abrazado de su novela El Descubrimiento.

Su muerte física no sólo significó que se truncara su producción literaria y hayamos perdido la lectura de otras obras mayores en ensayo como si hubiera logrado escribir, la historia de la novela latinoamericana. Ahora, nos hace una falta sin fondo sus juicios políticos acerca del Perú, su coraje para denunciar tanto dolor y latrocinio al amparo de gobiernos, que siempre actuaron contra los intereses del Perú.

(De La Primera, Lima, 22/07/08
)

21.7.08

Las claves secretas de Gelman

Por Ana Mónica Rodríguez
La Jornada, Ciudad de México, 21/07/08


Una “asamblea” o “convención” de poetas “gelmánicos” convergen en el libro Los otros, del escritor argentino Juan Gelman, en donde resurgen diversas voces literarias que otorgan claves secretas de los territorios y alcances de la vida y obra del Premio Cervantes 2007.

Durante la presentación del volumen, coeditado por Alforja y la Universidad Autónoma de Nuevo Léon, que se realizó ayer en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Juan Gelman rememoró una faceta excepcional de su pluma, la de sus autores preferidos, así como de sus visicitudes y periplos literarios, estuvo acompañado por los escritores Hugo Gutiérrez Vega, Carlos Montemayor, Miguel Covarrubias y José Ángel Leyva.

En esta recopilación, prologada por Leyva, se retoman textos que el autor argentino ha publicado con diversos seudónimos, así como poemas que ha escrito sobre otros autores, con los cuales se ha identificado o a quienes también ha dado respuesta. En Los otros, Gelman muestra a “los autores a los cuales reconoce como propios, aunque él funge como traductor y portavoz de ellos”.

Al final de la presentación, el poeta argentino galardonado recientemente con el Premio Cervantes, leyó varios textos publicados en Los otros, que provocaron sonoros y entusiastas aplausos entre los asistentes a la sala Manuel M. Ponce.

Sidney West, Yamanokuchi Ando, Julio Grecco, José Galván, John Wendell, Eliezer Ben Jonon, Solomón Ibn Gavirol y Dom Pero son algunos de los autores-personajes que pueblan la poesía gelmánica y que durante varios minutos saturaron la sala con su ritmo poético.

En el volumen, Juan Gelmán realiza una travesía literaria que recorre desde los desiertos árabes, la España Medieval, la vieja Europa hasta un naciente Estados Unidos. “Cada uno de ellos representa una circunstancia, un tiempo y una geografía”, coincidieron en señalar los participantes en la presentación.

Juan Gelman, también se dijo en el acto, es ejemplo de cohesión ética, defensor a ultranza de la memoria y de la justicia, causas ligadas a la pérdida de seres queridos y al exilio, en donde ha escrito gran parte de su obra.

Esta antología, dijo Montemayor, es un diálogo entre varios amigos; es una especie de “convención” o “congreso” permanente que nos enriquece. “Este libro permite entender un derrotero de la búsqueda de familia en Juan. Una familia de poetas españoles que han tenido mala suerte en el español o bien que no han sido atractivamente traducidos”.

En este poblado mundo de palabras y réplicas, prosiguió Montemayor, Los otros ofrece claves poderosas, secretas y profundas sobre el autor que es muchos; además, “reproducen, evocan y recobran tantos ecos y matices que es difícil que quepan en un poema o en varios libros”.

El poeta Hugo Gutiérrez Vega, director de La Jornada Semanal, dio lectura a una emotiva carta dirigida al argentino y que tituló Aleluya por los ojos de Juan Gelman.

“Juan, en realidad estás en todos los momentos de la vida de tus personajes, pero estás de una manera exquisitamente discreta sin meterte a dar órdenes, dejando que ellos vivan sus vidas o sus pedazos de vida evitando la tentación de los autores que se comportan como titiriteros autoritarios.”

Esta carta “me ha permitido entrar en las voces, miradas y objetos de la gente que camina por las páginas de Los otros; siempre supe de la generosidad de Juan, pero no hasta el extremo de que cede parte de sí mismo a la vida y avatares de los demás”.

Esta reunión de voces, subrayó Leyva, permite hablar de los heterónimos de Juan y de uno de sus más admirables hallazgos literarios y una de sus mayores búsquedas. “Gelman halla en Los otros la extranjería, la huella de la ausencia, la revelación del exilio, su desterritorialización y la identidad de ser otro”.

La reunión y selección de los textos de Los otros fue labor de Leyva, quien efectuó un cuidadoso análisis de la extensa obra del autor de Violín y otras cuestiones, y además eligió los poemas que le parecieron adecuados para mostrar al lector el diálogo que se genera entre un poeta y sus referentes.

19.7.08

Biografía de Luis Cernuda

Por Ana Mónica Rodríguez
La Jornada, Ciudad de México, 18/07/08


La obra del poeta Luis Cernuda es un espejo de su alma y ambas llegan al excepcional punto en que se comunican, considera el escritor Antonio Rivero Taravillo. En una biografía del poeta español, devela la vida, la trayectoria y los pormenores del exilio, así como el desarrollo ideológico y humano del autor de La realidad y el deseo.

En el volumen Luis Cernuda: años españoles (1902-1938), publicado por Tusquets Editores, que este viernes comienza a circular en México, Rivero Taravillo recorre ambientes y circunstancias clave en la trayectoria del poeta: la hosca atmósfera familiar; Sevilla, su ciudad natal, odiada y a la vez querida, y el despuntar, desarrollo y vigencia de una sentida vocación poética.

“La primera mitad de su obra es de una gran riqueza estilística, que va de los ejercicios clasicistas al surrealismo o el neorromanticismo; pero a partir de la Guerra Civil Española, y de su exilio, su poesía es grave, meditativa, elegiaca, atemporal, abierta a hallazgos de la poesía inglesa, como el monólogo dramático.”

Rebeldía y soledad


Rivero Taravillo, quien es autor de dos poemarios, numerosos ensayos y varios libros de viaje, explica sobre Cernuda: “Es un poeta muy moderno en el que priman la rebeldía y la soledad; y, aunque comprometido con su tiempo, apenas escribió poemas con fecha de caducidad”.

En este volumen, primero de dos tomos, abarca los años en que Cernuda vivió en España (1902-1938), mientras en el segundo narra todos los años de exilio, que no fueron pocos, algunos de los cuales vivió en México. “En esta época se nota su evolución como poeta y su desarrollo ideológico y humano”.

El libro es un gran retrato sobre la personalidad, carácter y trayectoria del autor. ¿Usted cómo describe a Cernuda?

–Fue una persona entregada en cuerpo y alma a la poesía, que era el centro de su vida. Independiente, insobornable, padecía una hiperestesia que le hacía sentirse no querido, lo cual provocaba que a su vez fuera injustamente duro con otros. Una vez asumida su homosexualidad, habló de ésta con gran naturalidad en sus versos.

–En este primer volumen sobre la biografía del poeta, ¿qué luces se develan ante lo desconocido de su obra y trayectoria?

–Era un personaje sumamente complejo, difícil de encasillar: dandi pero rebelde ante lo burgués, simpatizante del comunismo pero enseguida desencantado del mismo, preocupado por la religiosidad pero pagano, gran platónico pero que no eludió relaciones más o menos mercenarias con muchachos, un poeta homosexual cuyos poemas de amor apelan a cualquier sensibilidad.

México, su segunda patria


-¿Qué fue lo más difícil de conseguir, los testimonios o allegarse bibliografía para armar los dos tomos?


–Lo más difícil fue recabar testimonios personales, pues la mayoría de las personas que lo conocieron ya han fallecido.

“Por lo demás, he realizado un trabajo de ‘peinado’ de todo lo escrito sobre él, en hemerotecas, archivos y bibliotecas, de fuentes muy diversas.

“Reconozco el trabajo pionero de otros, varios de ellos mexicanos, como James Valender o Vicente Quirarte. Antonio Bertrán me ha proporcionado datos muy valiosos sobre sus dos amores, que convivieron sin saberlo en la ciudad de México a principios de los años 50.”

–¿En qué temas pone énfasis el escritor español cuando escribe prosa o poesía?

–Cernuda es sobre todo poeta en verso, recogido todo él en La realidad y el deseo, pero también de prosa poética. Además, escribió una considerable producción crítica, e incluso teatro (su obra La familia interrumpida, que se dio por perdida durante mucho tiempo, fue recuperada por Octavio Paz), así como traducciones de numerosos poetas. Su obra es un espejo de su alma, ambas se comunican. De ahí la importancia de la biografía.

Entre los documentos y obra inédita de Luis Cernuda, Antonio Rivero Taravillo explica que trabaja en la recuperación de ricos epistolarios, los cuales arrojarán nuevas luces sobre la segunda mitad de su vida.

Además, prosigue, se han perdido muchas cartas que iluminarían zonas de sombra de su vida, como su importante relación con Serafín Fernández Ferro, el amor que le inspiró Donde habite el olvido.

–¿La obra de Luis Cernuda será más reconocida y leída en un futuro?

–De alguna forma él lo previó al escribir “A un poeta futuro”. Desde los homenajes de las revistas Cántico y La caña gris, al final de sus años, esto ha venido sucediendo. Y hoy es infinitamente más leído que en vida, privilegio que muy pocos alcanzan.

–¿Cómo fue la vida del poeta en México?

–A México llegó en un viaje de vacaciones y encontró en el país una segunda patria. A partir de esa visita en 1949 decidió volver y vivir aquí lo que él sabía que eran sus últimos años. Recibió diversas becas de El Colegio de México, acogido a la hospitalidad de Alfonso Reyes. Sobre su experiencia escribió Variaciones sobre tema mexicano, libro admirable en prosa poética.

“En México recobró el contacto con queridos amigos como Manuel Altolaguirre y Concha Méndez, y en menor grado con otros exiliados, como Emilio Prados o José Moreno Villa (autor de otro libro de prosa poética sobre este país, Cornucopia de México). También rejuveneció al enamorarse de Salvador, el protagonista de “Poemas para un cuerpo”, sección de su penúltimo libro, Con las horas contadas.

14.7.08

Biografía de un libro

Por Juan Cristóbal*
(Lima, 8 de julio del 2008.
En el Centro Cultural de España)

(A)

El 8 de abril de 1999, Chacho publica una carta en el diario La República, dirigida al Presidente de la Comisión de Reorganización de la Universidad La Cantuta, Moisés Quito Vidal, donde da cuenta que ha sido despedido el 23 de febrero, después de nueve años de labor, entre otras causas, según la institución, por haber escrito un artículo en las páginas de opinión de dicho diario. En su carta señala también otras motivos, como el de haber lanzado, el tal Moisés Quito, en estado de ebriedad, infundios contra su familia, y según una doctora, haber cometido actos de nepotismo y corrupción administrativa.

En el mes de junio del 2000, Chacho vivía a tres cuadras de mi casa en San Miguel, entonces me pide que revise y le dé algunas sugerencias sobre su libro inédito Sol de ciegos. En setiembre converso con el poeta en mi casa y le hago llegar mis opiniones al respecto. En octubre Chacho se cambia de domicilio por razones económicas y se va a vivir a un departamento por San Borja. En esos momentos trabajaba en la revista Agronoticias, de Reynaldo Trinidad, y llegaba casi todas las noches a mi casa a conversar, hasta que se cambió de distrito. Se que está en plena corrección de su libro, ya que nos llamábamos permanentemente, pues deseaba publicarlo.

En noviembre del 2001 publiqué mi antología personal En los bosques de cervezas azules, y no pensaba ni deseaba presentarla, pero Juan Benavente, de los Viernes Literarios, me convence en hacerlo y me programa para el 18 ó 19 de enero del 2002, entonces le pido a Chacho que la presente. Y asi lo hizo. De esa presentación Chacho escribió luego un artículo y lo envío a un amigo en Francia, Héctor Loayza, que tiene una revista virtual llamada Resonancias, el cual se lo publicó. En esa presentación fue la última vez que nos vimos. Después de la presentación salimos con el mimo Acuña, Juan Ramirez Ruiz y Patricia del Valle a tomar algo. Patty y yo, jugo de papaya. Chacho, el mimo y Juan Ramirez, una cerveza. Allí nos despedimos. Patty y yo a nuestras casas. Chacho se quedó con el mimo Acuña y Juan Ramirez Ruiz, pero no por mucho tiempo.

El 27 de enero del 2002, casi siete días después de habernos visto, muere Chacho de un infarto cerebral. Era el segundo que le daba.

(B)

En el velatorio que se realiza en la Universidad de San Marcos, el 29 de enero, el viceministro de Educación, Juan Abugattás, promete editar la obra completa de Cesáreo. Y esto se hace público.

Pocos días después conversé con Gloria Cáceres, la esposa del poeta, y le sugerí que hablase con Abugattás para aceptar la publicación del poemario inédito Sol de ciegos, y luego, la obra completa. Asi lo hizo Gloria y llegaron a ese acuerdo. Abugattás nos dijo que podíamos coordinar todo lo debido con el dr. Martín Oré, asesor legal del Ministerio. Como yo lo conocía desde Chosica, pensé que sería más sencilla y rápida la edición del libro.

El 5 de febrero Gloria, que trabajaba y trabaja en Francia, donde vive con Manuel Agustín, hijo del poeta, me entrega un poder personal para ver todo lo relacionado con el libro.

Cuando tengo el libro en mi poder que me entrega Gloria, tanto el original como los disketts del mismo, le propongo a Oré que el libro lleve un prólogo y un epílogo. Acepta y me dice que decida. Le escribí a Gloria y también acepta. Les digo que el prólogo debe ser hecho por el poeta Tulio Mora y el epílogo por la poeta Rosina Valcárcel. Ambos aceptan. Incluso a Oré le planteó que ese trabajo debe ser remunerado. Lo consulta a sus superiores y aceptan. Pero nunca se llegó a cumplir tal ofrecimiento.

Victor Carranza, un economista que trabajaba en Concytec, me alcanza un número de la revista que editaban, Debate de Ciencia, Tecnología y Sociedad N.6, y donde había, en las páginas 60-68, una entrevista que le habían hecho a Chacho sobre su vida literaria, titulada, “Chacho se confiesa: del Palermo al PEN Club”. Me parece apropiado el texto y lo incluyo antes del epílogo de Rosina. Lamentablemente, no sé en qué momento esa entrevista al poeta es sacada del libro, pues en lo editado actualmente no aparece. Bueno, armado el libro de la forma como estaba se lo entrego a Martín Oré, con material fotocopiado y disketts del libro, con el prólogo, el epílogo y el testimonio de Cesáreo. A la semana me llama para acordar un editor. Acordamos que sea Luis Valera, el que fue editor del suplemento del diario Marka, El Caballo Rojo. Cuando ha avanzado algo en su trabajo Valera me llama para acordar qué debería ir en la portada y contraportada. Parecía que todo marchaba viento en popa. A las semanas me vuelve a llamar Valera y me dicen que hay un impasse con el Ministerio de Educación, que no le quieren pagar nada y que incluso sospecha que no hay partida para el libro. Hablo con Oré y queda en resolver el problema.

Pero sucede lo inesperadamente normal en el país: destituyen del Ministerio de Educación a Nicolás Lynch. Y con él salen Abugattás y Martín Oré. Entra como ministro Gerardo Ayzanoa.

Para esto, el 24 de diciembre del 2002, Gloria Cáceres publica una carta abierta en el diario La República, donde da cuenta de todo lo señalado y más.

La parte más importante de la misiva es cuando dice: “Hace dos meses, el doctor Abugattás, conciente del incumplimiento de su promesa, se ofreció coordinar con la UNMSM (la Universidad de San Marcos: NR) para que el último libro de Chacho por fin salga a la luz, pero el caso es que hasta hoy ni el Minedu (Ministerio de Educación: NR) ni SM (San Marcos:NR) dicen ni hacen algo para que la obra poética de Chacho sea conocida por todos. Y lo más grave es que las actuales autoridades del referido ministerio aducen ignorar todo (negritas de la Redacción). Y eso no es aceptable. Todos sabemos que cuando un funcionario público deja el cargo, informa a su sucesor sobre las acciones pendientes. Yo creo que el doctor Juan Abugattás tuvo que hacerlo, ya que él no prometió nada en forma personal, sino en condición de autoridad institucional, sobre todo teniendo en cuenta que Chacho hasta su deceso era trabajador del Ministerio de Educación, y porque en realidad siempre trabajó para la educación de nuestra patria.

Por todo lo ocurrido, en estos momentos yo me pregunto: ¿Las promesas y ofrecimientos se las autoridades educativas se pueden incumplir y esfumar tan fácilmente? ¿Sigue el país ignorando y maltratando a nuestros intelectuales, artistas y poetas? ¿Cuándo vamos a empezar a educar nuestra sensibilidad y con qué? ¿Así pretende el Ministerio de Educación dar a los niños y jóvenes peruanos una educación en valores? ¿Y la promesa en qué espacio de nuestras vidas queda?”.

(C)

El 1 de febrero del 2003 recibo una llamada y una carta de un tal Jorge Luis Guevara, especialista en Adquisiciones, Unidad de Abastecimiento del Ministerio de Educación, que antes le había escrito a Gloria preguntando algunas sandeces, como: “Tenga a bien indicarnos expresamente en qué radica el apoyo solicitado, es decir, está referido sólo a la impresión del libro o al mismo tiempo es impresión y publicación, quién correría con los gastos de registro de propiedad intelectual o derechos de autor, qué características debe tener la impresión a efectuar, etc”. A ese señor le vuelvo a entregar fotocopias del libro y disketts, pues aduce que no hay nada, en ninguna parte.

Pasa el tiempo y no se produce ningún avance.

En algún mes de ese año me llama el novelista Oswaldo Reynoso, quien me dice sabe lo del libro de Chacho. Como no encuentra material alguno, vuelvo a entregar fotocopias y disketts. A las semanas me llama y me dice que va a hacer muy difícil sacar el libro, debido a problemas burocráticos. Me pregunto si aceptaría sacarlo por la Derrama Magisterial. Le pregunto a Gloria y acepta. Llamo a Reynoso y le digo que lo saque por la Derrama. Pasa el tiempo y nunca supe lo que había sucedido con el libro.

Cuando Gloria llega en una de sus venidas decide poner fin al asunto y me dice que en algún momento ellos –ella y su hijo- editarían el libro sin necesidad de nadie.

(D)

Hasta aquí fue el seguimiento que hice personalmente del libro. Luego me entero que el libro iba a ser editado por La Cantuta. Pensé que, como Gloria había sido decana en esa universidad habrìa conseguido tal decisión. Supe que el libro lo tenía trabajando el poeta Jorge Luis Roncal. Pero esa relaciòn y decisiones del libro ya las veía mucho más directamente Gloria Cáceres con un señor Hernández, funcionario de La Cantuta. Supe que Gloria pidió varias veces una Resolución Rectoral, pero hasta donde sé, nunca la consiguió. Lo cual era impredecible lo que podía suceder con el texto.

Una última aparición personal es cuando el libro iba a ser editado por La Cantuta, en el 2005, alguien me comunica que, Blanca Rosales, que había sido funcionaria del Ministerio de Educación, había estado trabajando el libro. Asi que averigué dónde trabajaba y fui a verla. Estaba en Cofide. Le manifesté para qué deseaba verla. Me dio una cita. Conversé con ella y me contó dos problemas más. Que el libro nunca iba a salir pues no había partida para ello y que jamás se había tramitado una, pero como ella conocía a Cesáreo había hablado con el editor de la revista que ella coordinaba del Ministerio y de alli una parte iba a ser para el libro. Ella, por otro lado, había mandado hacer la carátula del libro y unos dibujos interiores al pintor Piero Quijano, que ella tenía en su poder, pero no quería darle a nadie, pues en nadie confiaba. Me dijo que si el libro ya iba a salir se lo llevara, que a mí si me daría los originales de ese trabajo. Pero como el libro nunca estuvo listo no le pedí nada.

Dos atingencias finales. En una de las computadoras (Chacho trabajaba con dos computadoras) encontramos un poema que no estaba en el libro. Como se señala en la edición presente, al final de la Nota de Edición, le pregunté a Manuel Agustín quién era el personaje y me dio lo datos referenciales y decisivos para incluirlo en el libro. Pasado el tiempo, cuando el libro ya estaba en manos de Roncal, dentro de mis papeles descubro un poema de Chacho, llamado “Trasandino”. Al comienzo pensé que podría ser un poema de algunos de sus libros anteriores, pero no lo era. Entonces le digo a Roncal que publique ambos poemas encontrados y no configurados en el libro por el autor, como poemas inéditos. Lamentablemente, sólo aparece el primero de ellos, pero no el segundo en la edición que se acaba de editar.

Ahora el libro es sacado, después de todas estas peripecias kafkianas, por la institución que despidió al poeta de su centro de trabajo, pero por otras autoridades. Agradecemos al rector actual y a las personas que han trabajado en esto que parecía imposible, por tan generosa decisión.

(*) Premio Nacional de Poesía, 1971.
Acaba de editar Para olvidar a la muerte.

12.7.08

Para olvidar a la muerte

Juan Cristóbal, (Lima-1941), en el 2004, dijo que ya no escribiría libros de poemas. Celebremos ese hecho porque con Para olvidar a la muerte, alcanza una espléndida poesía. El texto traduce la madurez y dominio de un poeta mayor

¿Qué es finalmente la muerte? Cada quien tiene una respuesta de acuerdo a su propia formación o deformación filosófica. Se trata de un tema literario tan antiguo como los seres humanos y los poetas han sentido siempre una atracción mortal para hablar de ella. Sin embargo, todos tenemos temor a la muerte porque sabemos que es el fin de la existencia humana.

Pero sucede que Juan Cristóbal, a través de su libro: Para olvidar a la muerte, no recurre a argumentos metafísicos para afirmar que todos los días, morimos un poco. Escribe desde los resquicios de la vida, desde el fondo de los sueños, desde una experiencia llena de desencanto y ternura. Morir para el poeta Juan Cristóbal, es tener a diario una dolorosa existencia y desgraciadamente tener una conciencia lúcida para entender que la vida, es una forma de caminar hacia muerte.

No obstante, hay una auténtica ternura para reconocer su entorno humano, a los seres más queridos que lo rodean, a los desvalidos que como Martín Adán, prefería vivir lejos y solo, todo para defender su vocación de poeta. La realidad total para Juan Cristóbal es de por sí alucinante, de modo que lo que hace es traducir ese mundo tan rico en fulgurantes metáforas, fruto de la madurez y constante ejercicio literario.

(De La Primera, Lima, 12/07/08)

9.7.08

El "Che" en su puño y letra

Por William Márquez
BBC Mundo, Miami, 08/ 07/08


El Gobierno de Bolivia tomó los primeros pasos para lanzar una edición facsimilar de los diarios escritos por el legendario Ernesto "Che" Guevara durante su fallida campaña guerrillera en ese país sudamericano.

Tras un intento de llevar la revolución a Bolivia, el "Che" Guevara fue asesinado en la localidad oriental de La Higuera en octubre de 1967, en un cerco que le tendió el ejército.

Los escritos del guerrillero argentino-cubano fueron rescatados por la cancillería de Bolivia de una casa de subastas en Londres, donde habían llegado a parar de manera subrepticia.

Se trata de un cuaderno escolar con lomo espiral, una agenda de origen alemán con el año 1967 inscrito en la tapa y una libreta de apuntes, según lo describió a BBC Mundo Pablo Groux, viceministro de Desarrollo de Cultura de Bolivia.

También hay dos fotos de la familia de Harry Villegas, alias Pombo, un guerrillero que acompañó a Guevara y unos papeles sueltos con diagramas.

Groux, el vicecanciller Hugo Fernández y el embajador de Cuba en Bolivia, Rafael Dausá, estuvieron presentes en el acta de presentación de los manuscritos contenidos en un sobre lacrado que había estado resguardado en una bóveda del Banco Central del país.

"Hoy hemos iniciado la concreción de este proyecto sacando el sobre lacrado y presentándolo a los técnicos que iniciaron casi de manera inmediata el escaneo de los documentos", informó el viceministro Groux.

"Se trata de presentar al público los documentos originales con la mayor exactitud que permita la tecnología", continuó.

Los diarios han sido transcritos infinidad de veces y la edición más popular tiene una introducción de Fidel Castro.

Sin embargo, estas habían omitido 12 páginas del original, según Pablo Groux, que dice que en la pequeña libreta de anotaciones se encuentra lo más novedoso de los escritos.

"El 'Che' hace una evaluación de sus compañeros de campaña y de las instituciones políticas y personajes políticos de la época", señaló el funcionario.

"Tiene una letra muy menuda, en tinta azul y correcciones con tinta roja. En el anverso del cuaderno ha hecho anotaciones y publicado una lista de libros de literatura marxista".

El diario queda trunco el 7 de octubre de 1967, un día antes del enfrentamiento con el ejército boliviano y la caída del "Che".

7.7.08

Pablo Neruda inédito

Por Pedro Pablo Guerrero
El Mercurio, Santiago de Chile, 06/07/08

En el mundo de los bibliófilos y coleccionistas chilenos, el abogado Nurieldín Hermosilla tiene fama de ser uno de los más exigentes y especializados. Propietario de una colección que supera las 900 piezas, entre libros y documentos relacionados con Neruda, cualquier librero o anticuario sabe a quién dirigirse cuando llega a sus manos un objeto nerudiano. Los especialistas son pocos, todos se conocen y actúan como una verdadera red, intercambiando datos según sus particulares intereses.

Con genuino entusiasmo y sentido del suspenso, Nurieldín Hermosilla saca de una caja fuerte la adquisición más importante que ha realizado en el último tiempo: un antiguo álbum de postales con tapa en sobrerrelieve a la moda jungstil (art decó) sobre la cual se puede leer, en alemán, "Postkarten-Album". En lugar de postales o fotos, catorce de sus páginas (todas con sus correspondientes ranuras) están escritas a mano por Neruda con tinta verde. Es un conjunto de poemas que, agrupados bajo el título de "Álbum de Isla Negra", fechado por el propio autor en 1969, le dedica a Alicia Urrutia, sobrina de su esposa Matilde, acogida junto a su pequeña hija Rosario en la casa de Isla Negra a comienzos de los sesenta.

Considerada el último amor del poeta, Alicia Urrutia es una incógnita acorazada en el silencio que mantiene hasta hoy en algún rincón de Arica. En sus libros, Jorge Edwards, Volodia Teitelboim, Enrique Lafourcade e Inés María Cardone han intentado hacer un poco de luz sobre aquella mujer joven, de cuerpo atractivo, tímida, callada, casi invisible, que se ocupaba de las tareas domésticas y hacía trabajos de costura para su tía.

Por lo menos hasta 1970, año en que Matilde los sorprendió in fraganti, Alicia fue la amante del poeta y sería también la musa que figura, con el nombre de Rosía, en su libro La espada encendida (1970), título adoptado de La Biblia, en la versión de Casiodoro de Reina (1569). Hermosilla también conserva el ejemplar publicado por Ediciones Sociedades Bíblicas en América Latina que perteneció a Neruda. En él están el timbre inconfundible del pez encerrado en una esfera armilar, la firma del poeta y un pasaje del Génesis marcado en tinta verde: "Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto del Edén querubines, y la espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida".

En el "Club de Tobi" -como llama al anexo de su enorme y nerudiana casa en El Arrayán- donde hay una mesa de billar acorralada por cuadros, esculturas y libros, Hermosilla se explaya sobre las implicaciones y circunstancias que rodean la aparición del manuscrito.

-¿Cómo se enteró de que había un álbum de Neruda en venta?

-Por un librero del centro, muy conocido y serio, especializado en poesía chilena. A su local llegó el año pasado una persona. Le prestó por dos horas este libro para que lo revisara y decidiera si le interesaba o no. Costaba una suma alta, según me contó, aunque nunca me dijo lo que pagó por él. Me llamó por teléfono y llegó a mi oficina con el libro. Me dijo: "Don Nuri, yo creo que esto es una joyita, pero no tengo idea quién es la persona que me lo ofrece ni quién es esta Alicia". El tipo que se lo llevó sabía lo que valía, porque le hizo gran alharaca. Era una persona de unos sesenta años, de bigote, canoso, correctamente vestido, de corbata, que no quiso identificarse.

-¿Cuánto pagó usted por él?

-El librero me cobró el doble de lo que había pagado, pero le conseguí una rebaja y, lo más importante, facilidades de pago, porque era una suma muy alta.

-¿Más de seis cifras?

-Más. Pero a cierta edad uno empieza a hacer las cosas que siempre quiso. Esto sucede especialmente con los viciosos del coleccionismo, como nosotros. Este libro no se va de aquí, me dije. No tenía alternativa, le iba a pagar lo que me pidiera. Yo encuentro que no hay un precio real para algo así.

-¿Cómo sabe que no es una falsificación?

-No hay ninguna posibilidad. Siempre me fijo en la "P" de Pablo: es muy difícil hacerla. Corresponde todo: caligrafía, estilo, sistema. El libro descansa en estos poemillas que son típicas cosas de Neruda y de sus álbumes. Yo tengo cuatro de los cinco que al parecer hizo: Java, Nyon, Terusa e Isla Negra. Sólo me falta el de Capri, que, me parece, está en la Fundación.

-¿Tenía antecedentes de la existencia de un "Álbum de Isla Negra"?

-No. Se desconocía absolutamente. Yo les he preguntado a las personas más relacionadas con Neruda en esa época y nadie tenía la menor idea. Todos suponen que esto tiene que haberlo traído la propia Alicia cuando anduvo por Isla Negra el año pasado. Creo que ella se decidió a confirmar su amor con Neruda y puso a la venta este libro para legitimarse y terminar con el mito. El Álbum es una directa y definitiva comprobación, desde la pluma del poeta, de sus amores con Alicia. Ella en el libro no habla, no escribe, no existe, ni ha existido, es la enamorada silenciosa y oculta, la habitante del jardín del poeta "donde sólo llega tu sombra", la de ella, a quien Neruda le dice "yo colecciono tus lágrimas". Todo dentro del romanticismo pleno de felicidad y tragedia.

-¿Qué imagen de Alicia percibe usted en este libro?

-Es su "compañera del cielo", la que lo convierte en "ola estrellada", pero que al mismo tiempo lo hace grabar su nombre en un "trozo de corteza que sacó del árbol del olvido". Esto muestra "frustraciones del tiempo propias de la vida que se aleja", y que resume en los versos finales: "Aquí guardo... el naufragio... repetido... de mis sueños".

-¿Cuál cree que fue la intención de Neruda al dedicarle este libro a Alicia?

-Este Álbum no es un "lamento de solitario", como escribió Neruda en su prólogo de Canción de Gesta, sino un mensaje, un regalo, un objeto material poético confeccionado para consolarla, para que lo recuerde, porque no fructifica la esperada reciprocidad amorosa. Lo más probable es que este Álbum sea el resultado de una decisión muy firme de Neruda, en el sentido de usar todos los momentos, pero cercado por las circunstancias de vida clandestina, secreta. Finalmente no ha decidido dar el gran salto que a lo mejor ni ella pedía. Cambia el escenario usando el silencio, aun cuando con certeza debieran seguir cartas, que alguien, supongo, tendrá. Sería muy valioso que Alicia hiciera pública la correspondencia de que nos habla Edwards, que debe ser posterior a 1969. De todos modos, ciertos versos son premonitorios de los días finales que el poeta ya intuye cercanos.

-¿Por qué no se decide a dar ese gran salto?

-Mi opinión, no sustentada sino presumida, es que Neruda no es capaz de romper con Matilde y salir a volar con Alicia, quizás porque todavía está muy ligado a Matilde o porque el amor por esta niña no alcanza a tapar el déficit de la relación. Por su formación, por su manera de ser, por su carácter, ella es todo lo contrario de Matilde. Neruda necesitaba a una mujer fuerte que lo manejara, una administradora del castillo personal en que pasó sus últimos años. Matilde se transformó en su verdadera guardia de corps. Era muy celosa, y con razón, porque las mujeres lo acosaban. Pero yo creo que Matilde, con su actitud emperrada, también produjo un alejamiento de personas que eran amigas sinceras de Neruda, incluyendo a parientes.

-Más allá de lo testimonial, ¿qué valor literario le asigna a este álbum?

-Es una obra en que lo seriamente literario parece quedar fuera, y sin embargo es dulce, suave, a veces trágicamente triste, como sus versos finales, una transmisión tácita de dulzura en que los silencios son el mensaje. Es notable que a los 65 años, Neruda viva un renacimiento y logre traducir estos juegos amorosos post adolescencia en poesía fresca, juvenil, sin arrepentimiento ni vergüenza, cuando "en esta danza de los días la vida se aleja de mi propia vida", como escribe. Siempre hay un dejo de nostalgia, de tristeza, algo tanguera tal vez.

6.7.08

Gamaliel Churata itinerante

A través del blog Gamaliel, que desde el sur del Perú anima Wilmer Cutipa Luque, nos hemos enterado que Arturo Vilchis Cedillo acaba de publicar el libro Arturo Pablo Peralta Miranda. Travesía de un itinerante (México, Editorial América Nuestra/Rumi Maki, 2008), donde logra compendiar largos y arduos años de investigación y análisis en México, Perú y, especialmente, Bolivia. "Este libro –tal como afirma Cutipa Luque- es seguramente el más serio intento de reconstruir y trazar la áspera travesía de un atormentado itinerante de sueños cósmicos". Otro de los grandes méritos del libro de Vilchis Cedillo, refraseando de nuevo a Cutipa Luque, es que nos permite acceder a una documentación realmente "contundente, especialmente la que aborda la estancia de Churata en Bolivia, de la que apenas si conocíamos breves referencias de segunda mano".

Para que nuestros lectores puedan formarse una idea de la magnitud e importancia de este nuevo libro sobre Churata, nos hemos tomado la libertad de reproducir la introducción escrita por el mismo Vilchis Cedillo.

Caminar, hacia el punto de donde siempre se parte es recorrer en un espiral; en el periplo del tiempo, el silencio se torna en vestigios de la marcha y el andar, un resguardo ante el olvido. El inicio del siglo XX, representó un momento de auge en la evolución política social y cultural del Perú –así como de otras naciones latinoamericanas-, donde noveles escritores tuvieron un papel protagónico fundamental. Surgió una intelectualidad regional como consecuencia del proceso de un mismo fenómeno dialéctico, y ciertamente contradictorio: la existencia del regionalismo como respuesta y oposición al abrumador centralismo limeño, que tomó forma en una expresión diversificada de la intelectualidad. En esta estructura del espacio social se sitúa la obra de Arturo Pablo Peralta Miranda (19 de junio de 1897- 9 de noviembre de 1969), conocido en el mundo de las letras y el periodismo bajo los pseudónimos de “Juan Cajal”, “P”. “González Saavedra”, “El hombre de la calle” y/o “Gamaliel Churata”. Su obra literaria y periodística poco conocida –y su vida más olvidada- escasamente valorada en su tiempo y en el nuestro, recrea las tensiones de la realidad peruano-boliviana.

Arturo Peralta Miranda, más conocido como Gamaliel Churata, es un escritor que rompe con la tradición de la “ideología romántica del genio creador” de una individualidad única e irremplazable. La huella y la pauta en su obra esta marcada por diversos acontecimientos, condiciones sociales y articulaciones intelectuales con las que se vincula y se desenvuelve. Desde esta perspectiva, no se puede hablar del escritor, en un sentido a-histórico y por ello se introduce la información sobre el autor-persona-intelectual, y sobre los acontecimientos alrededor del mismo, no como una forma de recompensar la pérdida del carácter estético de su obra, o como elementos que corran el riesgo de distraer la atención del lector, sino como postulados y exigencias de las condiciones políticas e históricas que intervinieron para la plasmación de su obra: la creación social de la realidad compleja que se halla integrada por los factores histórico políticos de dos naciones (Perú y Bolivia), donde el escritor radicó, no dejan de ser “insignificantes”, sino decisivos en la formación de su obra y que se asumen como una suma armónica y dialéctica de varias y convergentes maneras de ver el mundo andino. El eje articulador que asoma ante el estudio de la obra de Gamaliel se funda en la importancia indispensable de partir de la convergencia de texto y contexto, individuo y colectividad como artífices de la expresión estética; pensar en un horizonte estético, caracterizado por determinados rasgos, como una peculiar forma de representación de la realidad de la primera mitad del siglo XX.

Todo acto escogido para delimitar una fecha, sea el inicio y la culminación de la misma es en esencia arbitraria, ya que ningún fenómeno social, cultural e individual obedece a causas únicas. Los procesos provienen del pretérito y se extienden hacia el futuro sin solución de continuidad. Sin embargo ciertos momentos se han retomado y se constituyen como puntos de inflexión. Desde esta posición se retoman tres momentos en la vida de Arturo Peralta Miranda para adentrarse en su obra. Este texto consta de dos partes, la primera se constituye de tres capítulos, cada capítulo es un pequeño rastreo de la ruta escritural y los avatares contextuales en torno a su producción.

En el primer acápite se establece una primera parada sobre la vida de Gamaliel Churata, desde sus inicios educativos, sus primeros trabajos periodísticos, y su beligerancia política y estética, percibidos no como un proyecto puramente estético, sino como la representación del acto de creación que parte desde una singularidad, pero que se comprende completamente, sólo si se le reinserta –tanto al creador como a su obra- en el campo ideológico del cual forma parte.

En el segundo apartado, confluyen arte y política como una práctica cotidiana; convergen en un mismo espacio la narrativa indigenista, la vanguardia literaria y el socialismo político, y su proyección en las diferentes iniciativas periodísticas en las cuales intervino, constituyéndose en el núcleo de su trabajo intelectual. Tales iniciativas se perciben como fases de un proceso creativo y formador dentro del campo literario y político del Perú.

El tercer capítulo, corresponde a los avatares que Gamaliel Churata/ El hombre de la Calle desarrolló en Bolivia: su trabajo literario y su peregrinar periodístico, sus actividades enlazadas a los quehaceres políticos de la nación boliviana y su reafirmación indigenista, hasta llegar al texto más conocido de su vasta obra El Pez de Oro.

La segunda parte consta de un anexo conformado por la selección de textos de su obra, no pretende de ningún modo ser exhaustivo sino una invitación al conocimiento del autor desde su propia creación. En un principio se tenía contemplado además de la selección de textos, insertar una serie de testimonios y charlas de personas que mantuvieron contacto con Arturo Peralta M. sin embargo ante la negativa y abstención de esas personas de no dar testimonio, estas fueron suprimidas. Sin pretender agotar todas las posibilidades, sino por el contrario haciendo una apertura a un inmenso campo que debe ser escudriñado, este texto no es un trabajo concluido y cerrado, sólo se están sentando las bases para una mayor profundización en la obra y vida de Gamaliel Churata, por tal motivo se han anulado las conclusiones, dejando a los lectores la libertad y el derecho de elaborar su propia interpretación y exégesis, esperando ser el comienzo de un sendero.

3.7.08

Un tal György Lukács

Por Hugo Salas
Página/ 12, Buenos Aires, 29/06/08


Dominada por las dos grandes guerras y la posibilidad (frustrada) de una revolución internacional, o cuanto menos europea, la primera parte del siglo XX fue generosa en destinos épicos, aun entre intelectuales, usualmente tan poco dispuestos al despliegue de la fuerza. Lejos de la preceptiva clásica –y bajo el influjo, tal vez, del último aliento romántico–, durante aquellos años se escribió en el exilio, al borde de la muerte y con las armas en la mano, pero muy pocos lo hicieron, además, desde una participación activa en la vida política gubernamental. Comprometerse no implicaba, en sí, ensuciarse las manos con el vulgar desarrollo de la historia, salvo para unos pocos, como György Lukács.

Nacido en 1885, este hijo de un prominente banquero judío de Budapest, filósofo y crítico literario de formación alemana, se convierte al comunismo (lo suyo no fue una mera adhesión) hacia fines de la I Guerra Mundial. A diferencia de otros colegas de su tiempo, debió entender que un pensamiento marxista no podía ir disociado del porvenir del socialismo como realización concreta, y por ello ya en 1919 participa del fugaz levantamiento húngaro, primero como subcomisario del pueblo, luego titular del Ministerio de Educación y más tarde comisario político de la Quinta División Roja. En un siglo donde la mayoría de los grandes teóricos marxistas piensa el socialismo desde afuera, como pura utopía o apuesta al porvenir, Lukács se anima a pensar una política cultural interna (la otra excepción sería Gramsci, lamentablemente reducido al encierro).

Exiliado en Viena entre 1920 y 1929 tras el aplastamiento de la rebelión, publica allí dos de sus obras mejor conocidas: Teoría de la novela e Historia y conciencia de clase. Este último, debido a sus audaces reinterpretaciones hegelianas de puntos especialmente sensibles de la teoría de Marx (como la relación entre base y superestructura), genera hondo malestar en la ortodoxia, provocando duras críticas durante el V Congreso Mundial de la Internacional Comunista. Su autocrítica pública no se hace esperar, y tampoco será la última (de hecho, en 1967, cuatro años antes de morir, escribirá un duro e interesante prólogo para la edición española). Más tarde emigra a Moscú, donde permanece hasta el fin de la pesadilla fascista y formula una muy personal teoría estética del realismo (que muchos leen en consonancia con el realismo socialista impuesto por Stalin), que le vale una durísima respuesta de Adorno.

Estos datos, sin mayores precisiones, han contribuido a generar una imagen de Lukács (muy difundida dentro de la academia argentina) como un filósofo de primera línea que termina abjurando de su talento para someterse a los dictámenes soviéticos; un burócrata. Más allá de no concordar con la evidencia histórica (la relación del filósofo con el Partido distó mucho de ser pacífica, tanto que en 1956 participará de la revolución de Nagy, que procuraba implantar en Hungría un socialismo de corte democrático), esta interpretación ha permitido que se ignore su producción posterior a Historia y conciencia de clase (en particular, su monumental Estética y la póstuma Ontología del ser social), así como también las válidas objeciones estrictamente filosóficas que el pensador supo formular a aquellas obras de juventud, escritas aún desde un conocimiento muy imperfecto de la obra de Marx.

Es justamente ese hueco en el espacio de las lecturas españolas el que procuran llenar las compilaciones de Antonino Infranca y Miguel Vedda, miembros de la Sociedad Internacional György Lukács, comprometida con la preservación de su legado. El último volumen, György Lukács: ética, estética y ontología, abre con un interesante abanico de textos inéditos que van desde 1922 (“Origen y valor de la obra poética”) hasta 1970 (“Marx y Goethe”), entre los que se destaca “Gran Hotel Abismo”, escrito en 1933. Si bien es preciso situarlo en un contexto de juventud, donde el filósofo rechaza la cultura burguesa y la socialdemocracia en bloque (actitud muy distinta de la que rige, por ejemplo, “Marx y Goethe”, última pieza de la antología), en la caracterización que allí hace de ciertos intelectuales burgueses como individuos prestos a criticar el capitalismo siempre que esto no implique abandonar sus comodidades, sus dádivas, Lukács parece responder de antemano, con gran clarividencia, a quienes hoy lo tildan de burócrata. En efecto, ¿qué posibilidades había, en plena guerra mundial, de sostener cualquier apuesta por el socialismo fuera del bloque soviético?

“A modo de comparación, es muy útil ver qué pasa en Brasil”, reflexiona Vedda. “Allí, Lukács es un clásico. Ocurre que entre ellos la costumbre es procurar desarrollos originales, adaptar los aportes de los distintos pensadores marxistas a la realidad brasileña. Así, buena parte de sus grandes críticos literarios son no sólo marxistas sino en particular lukacsianos. La tradición argentina, por el contrario, importa versiones armadas, y en el caso de Lukács se contentó con la difundida por Adorno durante su exilio en Estados Unidos. Eso, sumado al desinterés por las teorías marxistas en el campo de los estudios literarios, complotó para que Lukács permaneciera casi desconocido en la Argentina, situación que recién cambia con el gran vuelco de 2001, donde muchos estudiantes vuelven a interesarse por el marxismo.”

Otra explicación del desinterés, no vislumbrada por su compilador, radica seguramente en su prosa escueta, severa y disciplinada, muy distinta de los alardes estilísticos que la escuela francesa terminará de imponer en la segunda mitad del siglo XX e incluso del tono brillante de algunos contemporáneos como Adorno y Benjamin.

Según Vedda, la lectura errónea lleva a muchos a considerar a Lukács como un teórico del realismo socialista, “cuando en realidad, en sus trabajos sobre realismo y en particular la novela histórica, nunca se refiere a ningún escritor del realismo socialista salvo a Gorki, que por otra parte difiere mucho de los postulados de la era stalinista”. Al igual que se desprende del emotivo artículo de Agnes Heller, “El fundador de escuela”, que da inicio a la segunda parte del libro, consagrada a trabajos de especialistas, Vedda pone de relieve la peculiar hibridación, en la vida del filósofo, entre rigor intelectual y coherencia ideológica: “Lukács nunca dejó el ámbito del socialismo real, y esto lo llevó a ir tomando distintas decisiones. De hecho, después de la revolución de Nagy fue deportado a Rumania y permaneció expulsado del Partido Socialista Húngaro de los Trabajadores hasta 1969, cuando lo rehabilitaron. Conoció los campos de concentración stalinistas; es más, el suyo es el único caso de un intelectual al que hubo que secuestrar de un campo para poder salvarlo, porque se negaba a fugarse mientras hubiera otros camaradas detenidos”. Luego de su rehabilitación, que implicó el cese de los ataques dirigidos contra su persona desde Hungría, la RDA, la Unión Soviética y otros países del este, recibe sendos doctorados honoris causa en Zagreb y Gante. En 1970 le conceden el premio Goethe, pero también le diagnostican el cáncer que habría de terminar con su vida en poco menos de un año. En su departamento se encontraron varios manuscritos inéditos, sobre todo de juventud, y –como era costumbre también de la época– una nutrida correspondencia.

1.7.08

Un museo para Chabuca

La Primera, Lima, 01/07/08

Teresa Fuller Granda, hija de Chabuca Granda, junto con Javier Luna Elías realizarán una intensa campaña para conseguir el Museo Chabuca Granda. Habla Teresa Fuller Granda.

–¿Qué significa Chabuca Granda para el Perú?
–Bueno, Chabuca, mi madre, no es solamente una genial compositora, sino una peruanista, una persona profundamente comprometida con el Perú. Se trata de quien siempre defendió al Perú. Ella decía: “Mi fuente es el Perú”. Por eso, nos hemos propuesto conseguir un museo que lleve su nombre.

–¿Qué propósito real tiene esta propuesta?
–En mi casa está todo el archivo que puede llegar a perderse, puede ser destruido, de modo que debe salir del ámbito familiar para tener un ambiente más grande. Todo cuanto ha dejado debe ser mostrado a los peruanos, a quienes visiten el Perú. La idea es que se conozca mejor su obra, también aprender de ella.

–La idea es poner en valor el patrimonio de Chabuca.
–Muy bien, eso es. Pero además preservar e incrementarlo con la gente de buena de voluntad, por ejemplo que tenga fotos o conozcan anécdotas. Todo cuanto se recoja servirá para enriquecer el Museo Chabuca Granda. También se aceptarán donaciones y constará los nombres de quienes quieran sumarse a este propósito. Insisto, todo cuanto tengo debe pasar a ser patrimonio del Perú, eso es.

–¿Habrá una convocatoria para este fin?
–Sí, será una convocatoria amplia a la sociedad civil para que participe por ejemplo el municipio, la beneficencia, personas que nos ayuden a encontrar una casa. Un lugar donde funcione el museo que albergue toda la riqueza que Chabuca dejó.

–Un museo que recoja además cuanto usted no posee.
–Por supuesto, hay que recuperar además otros testimonios. Se trata de la Casa de Memoria de Chabuca ¿no?, eso quisiera que las personas de buena voluntad lo sepan. Será un lugar donde conocerla, donde escuchar sus canciones, su voz, una casa donde espere con los brazos abiertos a las nuevas generaciones.

–¿Cuánto hay en el archivo?
–Mucho, todo está organizado. A mí me puede pasar algo y eso sería terrible, por Dios, la vida es corta. Aquí están todas sus cosas, fotos, proyectos, trabajos en general, su biblioteca, libros en los que han escrito acerca de ella, homenajes, cartas, poemas, guiones de cine y televisión.

Todo debe ser abierto y conocido.
–Debe haber una casa museo donde se conozca la parte vital de sus creaciones. Hay videos que podrán ser conocidos por primera vez, en fin; todo el universo estará expuesto para los historiadores. Queremos que Chabuca esté viva en su voz y canciones.

–Este proyecto empieza hoy día.
–Sobre esta primera piedra se edificará todo. De hecho, agradecemos al diario La Primera por haber acogido esta iniciativa histórica. Se han comprometido a participar la Universidad Ricardo Palma y amigos de Chabuca.