A Carlos Germán Belli (Lima, 1927) lo gobiernan los impulsos, traducidos en una extensa bibliografía que lo ubica como una de las voces poéticas más significativas del Perú contemporáneo. Pero ahora, y lo lamenta, se sabe enmudecido.
Debo decirle que he tenido golpes muy fuertes en los últimos años con el fallecimiento de mi hermano inválido, a quien he querido entrañablemente, y la muerte de mi hija hace dos años, confiesa en entrevista.
Y aunque he escrito, en homenaje a ellos, dos o tres poemas por los que estoy muy contento, su partida me ha tenido enmudecido.
Alfonso, hermano minusválido de nacimiento, fue crucial en su formación, pues tras la muerte de su madre, en la década de los 50, se convirtió en su tutor, responsabilidad que le exigió auto-disciplina ante la vida.
El amor fraternal asomó entonces como tema recurrente de su obra, en El pie sobre el cuello, El buen mudar y En el restante tiempo terrenal.
Ante la ausencia de Alfonso y la posterior muerte de su hija, Belli se encuentra en un momento de extrañeza que espera superar. Pero ¿qué hace un poeta mientras se mantiene enmudecido?, se le pregunta.
Bueno, el otro día me enteré de que hay que traducir, traducir a otros poetas. Creo que es un buen sistema, aunque no lo he hecho porque la vorágine de mi vida, en estos últimos tiempos, ha sido continua, señala quien ha sido candidato al Cervantes y ganador del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda.
Belli, quien está en México por invitación de la Casa del Poeta, ofrecerá hoy y mañana a las 19:00 horas, una charla y lectura de su obra; es reconocida su fusión de la lírica clásica con la poesía contemporánea.
El manejo de las sextinas (herencia de la poesía provenzal antigua) y el uso de baladas medievales y villanelas (composiciones francesas pastoriles del siglo XVI), son recursos de forma que asoman en su creación, entretejiéndose con un lenguaje que obedece a las vivencias del siglo XX.
Todo es una aleación de la tradición con la modernidad, resume Belli, cuya obra se ha visto influenciada por autores como Petrarca, Rubén Darío y Francisco de Medrano.
El autor Mario Vargas Llosa decía que en Belli se entremezclaba la métrica del Siglo de Oro con la jerga callejera de Lima, confluencia que, reconoce, le aleja de ser considerado un poeta decimonónico.
Me interesa la poesía antigua, primero, como una especie de terapia lingüística, y de esa terapia me he deslizado a un adiestramiento estilístico, sin darme cuenta. Por otra parte, me intereso por ese desapego que tengo hacia el facilismo estético, principalmente en las artes plásticas, que con sus experimentos e ismos extremos me producen escalofríos.
En noviembre se publicará en España una antología de su obra, misma que presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
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