Buenos Aires, 12 de junio. El que muchos llaman “el otro viaje” de Ernesto Che Guevara comenzó el pasado 27 de mayo en un barrio de esta capital, cuando una enorme estatua de bronce de casi cuatro metros de alto y tres toneladas de peso fue llevada desde el estudio del artista Andrés Zerneri, montada sobre un camión, paseada por varias calles céntricas de Buenos Aires, hacia el puerto, donde fue embarcada rumbo a Rosario de Santa Fe, su destino final.
La monumental obra, que recorrió un largo trayecto por el río para ser emplazada en la ciudad donde nació Guevara, el 14 de junio de 1928, comenzó con el sueño del escultor y sus seguidores, que convocaron a enviar llaves desde todos los lugares del mundo para fundir y levantar la escultura. Hubo momentos de fuerte emoción por las calles, entre ellas la tradicional Corrientes, por donde pasó la figura monumental inspirada en la famosa fotografía de Alberto Korda, con la boina, el pelo largo y esa mirada hacia el infinito que está en millones de casas en el mundo. Acompañaban al escultor varios de los que habían trabajado sin descanso para cumplir el sueño y se formó una caravana de automóviles, bicicletas y motocicletas que pusieron un color distinto en una tarde gris.
La imponente figura está colocada sobre lo que imita una roca, donde también pueden verse algunas llaves que fueron distribuidas en relieve por Zerneri, como una alegoría del significado colectivo que tuvo esta iniciativa. También se han coleccionado las cartas y anécdotas de las casi 75 mil llaves recibidas y otros objetos de bronce donados, que llegaron desde miles de lugares del mundo. En todas las calles por donde pasó en “su otro viaje” el Che, simbolizado en esa escultura, recibió el homenaje emocionado de sorprendidos transeúntes, de los trabajadores, muchos de los cuales se descubrían la cabeza a su paso. Hubo lágrimas, aplausos y cánticos, y otros salieron a los balcones a vitorearlo y arrojar papeles y hasta flores. La estatua estuvo un rato frente al tradicional Obelisco. “Fue un proyecto de muchos, los que inspiraron la idea, los que enviaron llaves, los que las recogieron, los que trabajaron conmigo y tantos solidarios en una historia que empezó hace casi dos años. Se eligió reunir llaves para que todos pudieran sentirse construyendo esta figura del Che. Lo importante en este caso es el inmenso amor que vimos en toda la gente que se movilizó para cumplir este sueño, y eso es evidente.” En esa construcción colectiva lograron fundir unos 3 mil kilos de bronce, y Zerneri tenía su taller abierto para que todos los que quisieran participar colaboraran en forma directa. Nadie quería faltar y quedar fuera de este extraordinario acontecimiento colectivo.
Antes de embarcar en Buenos Aires la estatua de Guevara, hubo un festival en el que participaron, entre otros, Vicente Feliú y Jorge Marziali, que transcurrió bajo una ola de frío polar. Este 14 de junio quedará instalada la escultura en la antigua estación Central de Rosario, donde se levantará además un museo y otros proyectos. Se espera un homenaje multitudinario en el 80 aniversario de su nacimiento y que lleguen caravanas desde distintos lugares de Argentina.
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