El escritor Maynor Freyre en cien páginas ha intentado sintetizar el fujimontesinismo que padeció el Perú recientemente. Par de sátrapas (Ed. San Marcos) es la breve novela que busca dar cuenta de cómo el poder deja a su paso abuso, muerte y corrupción.
–Tu novela abre con dos epígrafes: de Mao y de Vargas Llosa. ¿Como reúnes a disímiles?
–Bueno, esto en realidad es un juego porque Mao, como tú bien sabes, no dejó que florezcan las cien flores, porque en un momento dado de la revolución cultural ya no quería que se escuche a Beethoven o Mozart, etc. Es decir, él no llegó a cumplir pero con los años sí ha cumplido. Ahora en China hay una gran apertura, en cambio Vargas Llosa dice que hay política en sus novelas. Claro, también tiene novelas ligeras. Con todo, yo lo pongo porque él es el escritor que más novelas políticas ha escrito y ahí supera a los de Narración, que siempre tuvieron como postulado escribir novelas políticas.
–Con Par de sátrapas recreas el periodo fujimontesinista. ¿Llevas la realidad a la ficción, o al revés?
–La realidad a la ficción, porque yo siempre me he sentido un reportero. Recuerdo a Gay Talese, a quien enviaron a entrevistar a Frank Sinatra, pero en vez de entrevistarlo, le siguió los pasos. Entonces, yo me meto a una casa ficticia, inventada, de Fujimori, y creo una relación con su familia, que yo no conozco, y ficciono. Yo he investigado. Al principio, él no fue así. Su partner, el otro sátrapa y el poder lo van cambiando.
–La novela más bien enfila en retratar lo que es el poder….
–Claro, eso es lo que yo intento. Intento ver cómo se reúne un grupo de gente en torno al poder, cómo los militares se juntan y se juntan, porque son de la promoción del Doc, el sátrapa, y entonces hay uno, Renato el Hermoso, que todos sabrán de quién se trata, quien, además, al comienzo se burla de Fujimori. Pero después Fujimori toma lo malo de la criollada limeña; engaña y estafa.
–¿No es un peligro tomar la realidad inmediata y hacer un remake en que la ficción tiene poco que participar?
–No, porque yo he trabajado ocho años, al principio pensaba hacer una novela de tres tomos, pero lo sinteticé a cien páginas. En esta síntesis, en este compendio, lo que yo trato es de reflejar no tanto un momento de la historia peruana, sino los extremos del abuso de poder, y el abuso de poder existió siempre en nuestro país.
–En tu trabajo narrativo siempre hay un peso social, el peso de la realidad.
–Esta novela es también un reportaje, pero es un reportaje ficcional evidentemente, pues utilizo todos los elementos que el periodismo me enseñó, inclusive hago zapping, la cuestión esta de cambiar el canal de la televisión, y el otro modo es "el ojo avizor", porque voy contando cosas que en realidad pasé –son casi autobiográficas–. Voy remendando la novela con estas dos vertientes.
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