Amado por toda la intelectualidad francesa de la década del ’60, desde Roland Barthes a Gilles Deleuze, el escritor, guionista y cineasta Alain Robbe-Grillet, fundador y principal defensor teórico del nouveau roman (nueva novela), autor tan inclasificable como provocador y realizador de algunas de las películas más extrañas de las que tenga memoria la historia del cine universal, murió ayer a los 85 años en el Centro Hospitalario Universitario de Caen, al norte de Francia, donde había sido ingresado durante el fin de semana a causa de una dolencia cardíaca.
Personaje atípico en el panorama literario de su país, en marzo de 2004 había sido elegido por la Academia Francesa para sustituir a Maurice Rheims, pero no ocupó ni una sola vez su asiento. El escritor se rehusó a acatar todos los ritos previstos para el ingreso de un nuevo miembro entre los Inmortales, como son conocidos los académicos: no quería ponerse el uniforme verde con espadín, no quería pronunciar el discurso en recuerdo del predecesor cuyo puesto ocuparía, no quería que hubiera una función pública para celebrar la ocasión. De hecho Robbe-Grillet murió dejando vacío el asiento que le había sido reservado. Incansable agitador, el escritor siguió alterando el mundo de las letras hasta con su último libro, Una novela sentimental, publicada en 2007, en la que daba rienda suelta a historias de pederastas y criminales.
Robbe-Grillet nació en Brest (Francia), el 18 de agosto de 1922. En los años ’50 se consagró a la investigación innovadora sobre la escritura y se convirtió en uno de los principales defensores teóricos de la “nueva novela”, una corriente de los años ’50 y ’60 que se opuso a las formas tradicionales de la novela. Fascinado por las teorías literarias y lingüísticas, Robbe-Grillet se sumó a creadores como Na-thalie Sarraute, Claude Simon y Marguerite Duras, que rechazaban la coherencia de personajes y acciones. Se negaban además a hacer un análisis psicológico de los protagonistas y defendían “la poesía de los puros hechos”. La abolición de las convenciones narrativas y el hecho de que el énfasis estuviera puesto en la formalidad de las descripciones objetivas, hizo del nouveau roman de Robbe-Grillet, “no la escritura de una aventura, sino una aventura de la escritura”, según la definición de Jean Ricardou. Su primera novela publicada fue Las gomas (1953), pero recién con El mirón (1955) se inauguró el nouveau roman. En esta novela –que el escritor argentino Juan José Saer consideraba “un libro extraordinario, muy inquietante”–, el novelista francés “describe” las peripecias de un comerciante que vende relojes en una isla y que se pasa el día recorriendo los caminos con una bicicleta alquilada, hasta que un día es asesinada una joven. La obra fue calificada de obscena e ilegible por muchos críticos, que recomendaron a Robbe-Grillet internarse en una clínica psiquiátrica.
Es autor de La celosía (1957), En el laberinto (1959), que se puede conseguir, revolviendo en librerías de viejos, saldos y usados, en una vieja edición de Losada; La casa de citas (1965, reeditada por Anagrama); Proyecto para una revolución en Nueva York (1970), Djinn (1981) (cuya edición en castellano fue publicada por Sudamericana), y las más recientes Angélica o el encantamiento (1988) y Reanudación (2003), ambas editadas por Anagrama. La fama le llegó al ser convocado por Alain Resnais para escribir el guión original del hoy ya clásico El año pasado en Marienbad (1961). Entre sus films se destacan El inmortal (1963), Trans-Europ-Express (1966), El Edén y después (1971), Deslizamientos progresivos del placer (1974), Jugar con fuego (1975), La bella cautiva (1983) y Un ruido de locura (1995). Al tiempo que escribía, Robbe-Grillet fue consejero literario de la editorial Minuit (1955-1985) y miembro del Alto Comité para la Defensa y la Expansión de la Lengua Francesa (1966-1968).
“Por formación no soy ni escritor ni cineasta, soy matemático, soy botánico. A los 20 años fui agrónomo, a los 30 fui novelista, a los 40 cineasta, a los 60 pintor. Pero a los críticos les gusta etiquetar a la gente, que uno sea una sola cosa por vez”, decía Robbe-Grillet. “Cuando escribí la primera novela dijeron: ‘Y, pobre, no sabe, es ingeniero y se cree que con agarrar una lapicera y escribir, ya está’. Así consideraron mis primeros libros. Después hice mi primera película y dijeron: ‘Y bueno, es un novelista, se cree que con agarrar una cámara, ya está’. Diría bromeando que cuando hice mi primera película me reconocieron como novelista y así sucesivamente.” En 2003, durante la presentación en España de Reanudación, una trama cargada de elementos eróticos y sadomasoquistas, Robbe-Grillet dijo: “¿Qué queda del nouveau roman? Quedo yo. Y Flaubert. Flaubert ya hacía nouveau roman, ¿o no?”.
(Publicado originalmente en Página / 12, Buenos Aires, 19 de febrero de 2008)
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