Gracias a una nota preparada por Antonio Ponce para al último número de la revista mexicana Proceso, nos hemos podido enterar que, gracias a la Casa Editora Abril habanera, y a Margarita Ruiz, ex agregada cultural de la embajada de Cuba en México, ya está lista la primera edición cubana del volumen Julio Antonio Mella en El Machete. La primera edición en español la escribió Raquel Tibol en 1968, en México, para Ediciones de Cultura Popular, y, la segunda, en 1984, para Editora Penélope.
La nueva edición será presentada este mes en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Con prólogo de Adys Capull y Froilán González, el volumen contiene “Una Explicación Necesaria” de Tibol, escrita en México, en mayo de 1967, que se reproduce a continuación y explica con puntualidad la factura del trabajo:
“En octubre de 1966 comencé a ordenar para su publicación el archivo del pintor David Alfaro Sequeiros. Entre los huecos que descubrí en la importante colección de documentos del artista había que contar la época de El Machete, periódico fundado en la primera quincena de marzo de 1924 por David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero y Diego Rivera, miembros del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, y que, a partir del número 36, del 1º de mayo de 1925, se convirtió en el órgano central del Partido Comunista Mexicano. Recurrí entonces al señor Miguel Ángel Velasco, dueño de la única colección completa que existe en México del primer periodo de El Machete: tres tomos encuadernados que contienen desde el número 1 al 173, este último con fecha de 13 de julio de 1929.
“Al tener en mis manos la colección, a mi propósito concreto de llenar los huecos del archivo siqueriano se impuso una realidad inesperada, pero tan apasionante, que no puede eludir: la presencia en El Machete del líder antiimperialista cubano, Julio Antonio Mella, la cual expresaba uno de los momentos culminantes de la solidaridad revolucionaria latinoamericana, solidaridad que emergía ahora con los valores de un símbolo vivo y necesario, porque tan solo 33 años después del inicio del exilio a que lo obligara la criminal dictadura de Gerardo Machado, había triunfado en Cuba una revolución que renovó, amplió y profundizó los horizontes de esa solidaridad continental por la que Mella trabajó con pasión crítica y vigilante, sin perder de vista la razón primera y última de la lucha común: el abatimiento del imperialismo norteamericano.
“Suspendí por un tiempo el trabajo en los papeles de Siqueiros y me dispuse a exprimir de El Machete todo cuanto pudiera encontrar en sus páginas sobre Mella y sobre la Cuba de su tiempo. Gracias a la ayuda de Rafael Carrillo y de Rosendo Gómez Lorenzo, director y jefe de redacción del periódico en aquella época, pude localizar columnas escritas anónimamente por Mella y tener la plena certeza de que Cuauhtémoc Zapata y Kim habían sido los seudónimos que le sirvieron para darle paternidad a una producción periodística abundante y diversa, que tiene la común calidad de aplicar siempre -de manera sensible, sin pedantería y con auténtica cultura- la teoría de Marx y de Lenin al análisis o a la relación de hechos inmediatos.
“La cosecha fue más rica de lo que esperaba, y creo que documenta con elocuencia aquel momento luminoso de fraternidad revolucionaria.
“He dado a los originales de Julio Antonio Mella, a los documentos de las agrupaciones políticas y a las crónicas periodísticas, un orden que facilite su estudio y su valoración.
La nueva edición será presentada este mes en la Feria Internacional del Libro de La Habana. Con prólogo de Adys Capull y Froilán González, el volumen contiene “Una Explicación Necesaria” de Tibol, escrita en México, en mayo de 1967, que se reproduce a continuación y explica con puntualidad la factura del trabajo:
“En octubre de 1966 comencé a ordenar para su publicación el archivo del pintor David Alfaro Sequeiros. Entre los huecos que descubrí en la importante colección de documentos del artista había que contar la época de El Machete, periódico fundado en la primera quincena de marzo de 1924 por David Alfaro Siqueiros, Xavier Guerrero y Diego Rivera, miembros del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, y que, a partir del número 36, del 1º de mayo de 1925, se convirtió en el órgano central del Partido Comunista Mexicano. Recurrí entonces al señor Miguel Ángel Velasco, dueño de la única colección completa que existe en México del primer periodo de El Machete: tres tomos encuadernados que contienen desde el número 1 al 173, este último con fecha de 13 de julio de 1929.
“Al tener en mis manos la colección, a mi propósito concreto de llenar los huecos del archivo siqueriano se impuso una realidad inesperada, pero tan apasionante, que no puede eludir: la presencia en El Machete del líder antiimperialista cubano, Julio Antonio Mella, la cual expresaba uno de los momentos culminantes de la solidaridad revolucionaria latinoamericana, solidaridad que emergía ahora con los valores de un símbolo vivo y necesario, porque tan solo 33 años después del inicio del exilio a que lo obligara la criminal dictadura de Gerardo Machado, había triunfado en Cuba una revolución que renovó, amplió y profundizó los horizontes de esa solidaridad continental por la que Mella trabajó con pasión crítica y vigilante, sin perder de vista la razón primera y última de la lucha común: el abatimiento del imperialismo norteamericano.
“Suspendí por un tiempo el trabajo en los papeles de Siqueiros y me dispuse a exprimir de El Machete todo cuanto pudiera encontrar en sus páginas sobre Mella y sobre la Cuba de su tiempo. Gracias a la ayuda de Rafael Carrillo y de Rosendo Gómez Lorenzo, director y jefe de redacción del periódico en aquella época, pude localizar columnas escritas anónimamente por Mella y tener la plena certeza de que Cuauhtémoc Zapata y Kim habían sido los seudónimos que le sirvieron para darle paternidad a una producción periodística abundante y diversa, que tiene la común calidad de aplicar siempre -de manera sensible, sin pedantería y con auténtica cultura- la teoría de Marx y de Lenin al análisis o a la relación de hechos inmediatos.
“La cosecha fue más rica de lo que esperaba, y creo que documenta con elocuencia aquel momento luminoso de fraternidad revolucionaria.
“He dado a los originales de Julio Antonio Mella, a los documentos de las agrupaciones políticas y a las crónicas periodísticas, un orden que facilite su estudio y su valoración.
“Mucho fue lo que Mella hizo en los escasos tres años que pasó en México. El Machete reflejó gran parte de un todo que habrá que completar para que se salve del olvido cuanto responde a este joven de las luchas antimperialistas”.
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