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Fidel Díaz
Fidel Díaz
El 18 de febrero de 1968, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola, agotaron sus canciones en la sala Che Guevara de Casa de las Américas en lo que sería considerado el primer concierto de la Nueva Trova cubana. A partir de esos días, las guitarras han pasado de mano en mano para expresar los dolores más intensos y los sueños más humanos de una mujer, un hombre, un pueblo, un continente. A 40 años de aquel estallido poético una cadena de azares me ha traído el encuentro con dos de los más notables creadores que fundaron este movimiento: Vicente Feliú y Lázaro García. Tras sus recuerdos y empeños está la historia y la eticidad del trovador.
-¿Cuándo se conocen ustedes?
-Vicente: En un viaje a Cienfuegos, en el año 1970, me hablaron del grupo Los Jaguares y “de un tal” Lázaro García. ¡Mira tú! Pero nos conocimos en 1973, en el segundo encuentro nacional de la Nueva Trova. Cuando Lázaro se apeó con la canción “Carretón”, todo el mundo quedó impactado. Desde entonces fuimos amigos. Recuerdo que en 1974 arranqué con Sara González para su casa, cuando vivía al lado del parque, en un cuartico. Me fui con “La gorda” en tren, a cantar. Ensayamos un día entero con Los Jaguares e hicimos un concierto en el teatro Terry. Yo terminé tirando los espejuelos al público (risas) eso fue la locura.
-Lázaro: Yo era profesional de la música, en un grupo beat, que hacía incluso versiones de los Beatles. Se llamaba el grupo Los Jaguares no por la fiera, sino por el Hotel Jagua, pues nació allí. Era la época de los grupos españoles, y los Beatles, Chicago; Sangre, Sudor y Lágrimas, etcétera. Recuerdo que en los años 69 ó 70 montamos “La era está pariendo un corazón”, nos dijimos, “¿a ver qué pasa?” y funcionó perfectamente esa canción de Silvio con un arreglo beat.
-Vicente: Ya estaba también el programa televisivo de Silvio, que fue breve, en 1967 pero que dijo al país que había un loco haciendo cosas como nosotros. Y después en los Noticieros ICAIC, aparecen canciones de la trova y sobre todo de la música del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC.
-Vicente, ¿si Silvio y tú se conocían desde antes, por qué no formas parte del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC?
-Vicente: Sería en 1964, que Silvio empieza a hacer canciones en el ejército. En el primer pase que le dan, me llama diciéndome que tenía una sorpresa, y era la misma mía: ya hacíamos canciones. Silvio se desmoviliza y yo entro en la Universidad, en Física. Ya me muevo en el ambiente de la Casa de las Américas, pero en aquel primer concierto que hacen allí Silvio, Pablo y Noel, el 18 de febrero de 1968, yo voy como público. Recuerdo que fue en la Sala Guevara, sentados en unos daditos chiquiticos de madera, sin sonido. Creo que fue sin sonido, pues los recuerdo a los tres sentados en aquellos daditos, y empezaron a cantar ante un público pequeño y muy juvenil. El más viejo era Pablo y tendría 25 años, Silvio 22 y Noel igual, estábamos entre 20 y 25 años. Terminaron el concierto, fueron hacia el fondo, la gente aplaudiendo, volvieron a salir, saludaron, aplausos, la gente pidiendo otras, y así, hasta que dijeron: “Miren, se nos acabaron las canciones (risas); o empezamos otra vez el mismo concierto o invitamos a otros trovadores que están aquí, que conocemos”; Fue entonces que cantamos Eduardo Ramos, Martín Rojas y yo.
Cuando me voy de la Universidad, en 1969, ya había empezado el Grupo de Experimentación. Recuerdo que Leo Brower le hizo un arreglo a un tema que yo le había compuesto con versos de Javier Heraud y él me invita a que vaya de oyente. Cuando llego estaba Leo hablando del contrapunto trocado y yo, que no sabía ni qué cosa era el solfeo, no entendía de aquello ni papa. Y así, seguí muy cerca, pues ya era amigo de toda la tropa, pero no integré el grupo. Sin embargo, sí di clases con Juan Elósegui, que fue uno de los tres profesores que tuvo el Grupo. Fue quien primero nos busca para enseñarnos. Fue algo increíble, parece ficción. Nos va a buscar a la casa de Silvio, en la calle Gervasio. Recuerdo que estábamos Belinda Romeu, Silvio y yo. Tocan a la puerta y al abrirle, el hombre preguntó directo: “¿Tú eres Silvio, verdad?, y tú ¿Vicente? Bueno, yo soy Juan Elósegui, violista de la Orquesta Sinfónica y autor de los libros de solfeo que se dan en los conservatorios. Yo necesito darles clases a ustedes para que sepan lo que ustedes han hecho hasta ahora.” Y empezó, por su cuenta y riesgo, en su casa a principios de 1969. Y después, Leo lo llama a él para formar el Grupo. Entonces, yo no integro el grupo pero estoy muy cerca de ellos.
-Los 60 fueron los años de la guerrilla latinoamericana, de un mundo nuevo inspirado en la Revolución Cubana. Estos son días en que se gesta un nuevo movimiento de luchas e integración de nuestros pueblos, solo que por otras vías. Telesur, libros del ALBA, y otros proyectos culturales aceleran ese intercambio que parte de la alfabetización y la salud para todos. ¿No estaremos viviendo otra especie de vuelta sobre el mismo hecho?
-Vicente: Desde mediados de los 80 se acabaron las dictaduras latinoamericanas y llegaron las “democracias”, y mucha gente pensó que esta canción ya no tenía razón de ser. Los pilares de entonces, los de mi generación, en el continente, tuvieron como que el reposo de los guerreros, retomando fuerzas y en los 90 volvieron a arremeter con otras canciones nuevas, con otras canciones viejas, y empezó a aparecer una generación de cantores como los Negro y Blanco que hicieron un bojeo total por Bolivia; el Gabo Zequeira, por ejemplo, que no estuvo en la guerrilla; pero estuvo al lado de las madres de la Plaza de mayo; estuvo en diciembre de 2001 en la calle en las broncas que hubo en la Argentina y a partir de ahí empezó a hacer canciones. O sea, que es un canto que nace del parto revolucionario. Es un canto que nace de la vida, y la vida está resurgiendo en la América Latina. Después de Alí Primera como que no hubo más, y ahora hay una hemorragia de cantores en Venezuela. En Bolivia también, en Nicaragua están cantando gente nueva también. No se puede hablar de la Revolución del Frente sandinista sin hablar de Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy; es como hablar de la Revolución Cubana sin hablar de Carlos Puebla. Quizá por eso a mí se me ocurrió inventar esa entelequia rara que se llama “Canto de todos”, tratando de emplear esa experiencia que tengo, —ya que soy muy conocido y, por suerte, no famoso— recorriendo nuestros pueblos buscando a los jóvenes, a los que me les puedo acercar, se pueden acercar a mí, pues puedo hasta cantar en lugares pequeños, cosa que no pueden hacer Silvio y Pablo; aunque quieran, no pueden. Les voy contando lo que ha sido para nosotros y para la historia americana el trovador. Qué fue Violeta Parra, que fue Víctor Jara, Benjo Cruz, Jorge Salerno… Entonces esa ética es la importante. Las sociedades se pueden joder, las revoluciones se pueden caer, volver a levantarse; pero la memoria es la que no se puede perder. Esa memoria ética del trovador, que canta pese a todo, es la que yo he tratado de transmitirles a esos muchachos. Y muchos de ellos, lógicamente, tienen como referencia de revolución a Cuba y la Nueva Trova. Porque, además, nosotros les cantamos, en aquel momento, a los problemas que no se han resuelto, ni en Cuba ni en América, ni en el mundo, al contrario, en muchos casos se están agravando más y de pronto esas canciones parece que se hicieron ahora mismo. Somos inevitablemente un referente.
(El texto completo se puede leer en La Jiribilla, N° 354,
La Habana, febrero de 2008)
3 comentarios:
Es hora de cambiar el nombre...de NUEVA no queda nada, hace dos años vi a Silvio Rodriguez en Mar del Plata y con todo respeto, debe de dejarse de joder con lo mismo y cuidar a sus nietos, ellos seguro que lo necesitan; en algun lugar debe de haber jovenes con ganas de impulsar el genero en el cual el sigue brillando porque simplemente, no hay otros
Che: Qué macana tu comentario. Parece que vos pensás con el hígado y no con la mitra. El pibe este de Silvio tened por lo menos un pasado y unos nietos de los que cuidar, pero vos al parecer estás piantió y no tenés nada de nada sino sólo tiempo para escribir pelotudeces.
Con mucho respeto,
M. Fierro
Muy buen blog. Otro gran exponente de este movimiento es Frank Delgado, tiene uans canciones muy interesantes. A mi parecer "El adivino" es una de sus mejores, saludos!
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