Como ya es más o menos conocido, el Imperio de los Incas sorprendió a los conquistadores europeos por su excelente organización y manejo de recursos. Sin embargo, aunque las crónicas y otros relatos de la época abunden en descripciones de la infraestructura imperial inca, poco sabemos, en realidad, acerca de los mecanismos que permitieron edificar y mantener ese complejo sistema. En este sentido, la obra de Gabriela Sternfeld, La organización laboral del Imperio Inca. Las autoridades locales básicas (Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/ Vervuert, 2007), representa una importante inovación. Así, analizando las huellas de la tradición original indígena contenidas en una selección de crónicas y documentos administrativos de los siglos XVI y XVII de los Andes centrales, Sternfeld reconstruye, por primera vez dentro de la historiografía andina, la jerarquía decimal de las autoridades (llaqta) que confirmaron el Tawantinsuyu. Presenta dicha administración local como doblemente dual (hombres mandones, mujeres mandonas; jefes y segundas personas), con sus nombres originales, sus competencias y prerrogativas, así como una reconstrucción de los procesos de toma de decisión político-laborales. Además, como si lo anterior fueso poco, la autora comprobó la existencia de un sistema institucionalizado de consultas (designado por el término quechua kamachinakuy) en los diferentes niveles de la jerarquía política del Imperio de los Incas.
Gabriela Sternfeld, la autora de este importante libro, es licenciada en Antropología por la Universidad de Buenos Aires y doctora de Etnohistoria por el Departamento de Estudios Latinoamericanos y Españoles de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Gabriela Sternfeld, la autora de este importante libro, es licenciada en Antropología por la Universidad de Buenos Aires y doctora de Etnohistoria por el Departamento de Estudios Latinoamericanos y Españoles de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
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