1.1.08

Los peruanismos de Ricardo Palma

El diario La República, de Lima, en su edición correspondiente al primero de enero de 2008, ha publicado el artículo “Palma en el diccionario de María Moliner”, de Carlos Villanes Cairo, que, dada su iportancia, nos hemos tomado la libertad de reproducir en este blog.

La reciente edición del Diccionario de Uso del Español, de María Moliner, impreso de manera conjunta por Gredos y Círculo de Lectores (2 vols. 1,734 y 1,666 pp.), es la más palpable y acertada reivindicación del importante trabajo lexicográfico de don Ricardo Palma en su quehacer de arqueología lingüística, que resultó soslayado por el deslumbramiento de las Tradiciones peruanas.

DESCORTESÍA INAUDITA

Fue una sonora descortesía con un invitado de lujo. En 1892, la Real Academia Española de la Lengua rechazó miles de peruanismos y americanos espigados por Ricardo Palma.

El tradicionista llegó a España, invitado para la celebración del IV Centenario del Descubrimiento, y durante varias jornadas fundamentó el uso de las palabras que traía, y de manera increíble, los académicos no le aceptaron ni una.

Palma retornó al Perú, pero el pueblo, supremo maestro de la lengua, le dio la razón. Sus "palabras" se usaban y se continuaron usando, tanto que María Moliner las recogió 80 años más tarde y las incluyó en su célebre Diccionario que hoy ve la luz respetando el aporte lexicográfico del gran escritor peruano.

EL MOLINER

El primer Diccionario fue publicado en 1966 por Gredos. María Moliner revisó en profundidad las definiciones del Diccionario de la Academia, desechó las palabras en desuso, cambió las definiciones retóricas y academicistas por otras simples y asequibles a todo tipo de lectores. Sentenció a muerte a las tautologías, o sea las definiciones circulares donde se explica el significado de una palabra con otro término y este a su vez con otro, sin dar al usuario una definición asequible y concreta.

Sus nuevas acepciones resultaron claras, precisas, completas y desdobladas mediante una jerarquización lógica de conceptos, con su etimología, la información gramatical, sus sinónimos y antónimos, y ejemplos de uso cotidiano, transparentes como el agua.

Y, para rematar su gran faena, acogió la mayoría de las palabras que aportaba el autor de Tradiciones peruanas.

LOS PERUANISMOS

Resulta inconcebible pensar que palabras tan corrientes como apurarse, apero, aplomo, anexionista, barchilón, boletería, bragueta, burocrático, cablegrama, cocaína, puna, soroche, democratizar, depreciar, derrumbe, diagnosticar, dictaminar y cerca de dos mil etcéteras más no fueran aceptadas por los señores académicos y que después María Moliner supo aprovechar.

Igualmente muchas voces peruanas procedentes de la lengua quechua como chamico, chancho, chaquira, charango, charqui, chichero, chingana, choclo, chúcaro, chupe y muchas más con ch y sin ella, continúan hasta hoy vigentes en este bien pensado lexicón.

Si rastreáramos los americanismos también los encontraríamos a manos llenas y, tal vez, esa sea la razón por la que los más notables escritores de las dos orillas prefieren el Moliner a otros diccionarios, incluyendo el de la Academia de la Lengua.

EL DATO

LINGÜISTA. María Moliner (Paniza-Zaragoza, 1900-Madrid, 1981), nunca llegó a ser Académica de la Lengua, aunque lo merecía. Bibliotecaria, lexicógrafa, tardó 15 años en redactar su Diccionario. La segunda edición apareció en 1998 con 7.700 entradas. La actual, contiene 12 mil palabras más, seleccionadas por filólogos, primera línea.

No hay comentarios: